sábado, 16 de junio de 2012

SIMÓN EL BOBITO

Señores, una amiga que lee me pregunto y que es que para los niños no hay o es que a usted se le olvido que a los niños les encantan los cuentos y pues la verdad es que si, entonces me acorde de un poema, que me encanta de mi niñez, mi mama me ponía a que me lo aprendiera. y pues es muy chevere, ojala que pongamos a nuestros niños a leer, no lo niego los videojuegos son geniales, el computador es chevere pero hay que poner a los niños a leer y pues aquí les dejo a nuestro amigo a el buen simóncito se los dejo completo,
lo tomo de la biblioteca virtual luis ángel arango http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/literatura/pombo/pombo19.htm   Ademas de recomendarle toda la literatura de este gran escritor Rafel Pombo un escritor con unos hermosos poemas para niños.

 


Simón el Bobito llamó al pastelero:
"¡A ver los pasteles! ¡los quiero probar!"
Sí, repuso el otro, pero antes yo quiero
ver ese cuartillo con que has de pagar.
Buscó en los bolsillos el buen Simoncito

y dijo: ¡De veras! no tengo ni unito.

A Simón Bobito le gusta el pescado
y quiere volverse también pescador,
y pasa las horas sentado, sentado,
pescando en el balde de mamá Leonor.

Hizo Simoncito un pastel de nieve
y a asar en las brasas hambriento lo echó,
pero el pastelito se deshizo en breve,
y apagó las brasas y nada comió.

Simón vio unos cardos cargando ciruelas
y dijo: ¡Qué bueno! las voy a coger.
Pero peor que agujas y puntas de espuelas
le hicieron brincar y silbar y morder.

Se lavó con negro de embolar zapatos
porque su mamita no le dio jabón,
y cuando cazaban ratones los gatos
espantaba al gato gritando: ¡ratón!
Ordeñando un día la vaca pintada
le apretó la cola en vez del pezón;
y ¡aquí la vaca! le dio tal patada
que comió un trompito bailó con Simón.
Y cayó montado sobre la ternera
y doña ternera se enojó también,
y ahí va otro brinco y otra pateadera
u dos revolcadas en un santiamén.

Se montó en un burro que halló en el mercado
y a cazar venados alegre partió,
voló por las calles sin ver un venado,
rodó por las piedras y el asno se huyó.

A comprar un lomo lo envió taita Lucio,
y él lo trajo a casa con gran precaución
colgado del rabo de un caballo rucio
para que llegase limpio y sabrosón.

Empezando a apenas a cuajarse el hielo
Simón el Bobito se fue a patinar,
cuando de repente se el rompre el suelo
y grita :¡Me ahogo! ¡vénganme a sacar!

Trepándose a un árbol a robarse un nido,
la pobre casita de un mirlo cantor...
desgájase el árbol, Simón da un chillido,
y cayó en un pozo de pésimo olor.
Ve un pato, le apunta, descarga el trabuco;
y volviendose a casa le dijo al papá:
Taita, yo no puedo matar pajaruco
porque cuando tiro se espanta y se va.
Viendo una salsera llena de mostaza,
se tomó un buen trago creyéndola miel,
y estuvo rabiando y echando babaza
con tamaña lengua y ojos de clavel.

Vio un monton de tierra que estorbaba el paso,
y unos preguntaban: ¿Qué haremos aquí?
¡Bobos! dijo el niño resolviendo el caso;
que abran un grande hoyo y la echen allí.

Lo enviaron por agua, y él fué volandito
llevando el cedazo para echarla en él:
Así que la traiga el buen Simoncito
seguirá su historia pintoreca y fiel.

No hay comentarios:

Publicar un comentario